- Diario Público, 18 de marzo de 2023: “España ya es el país del mundo que más diazepam consume al dispararse un 110% su uso”.
- El Mundo, 15 de marzo de 2023: “España es el país del mundo con mayor consumo de tranquilizantes”.
- El Periódico de España, 7 de julio de 2022: “España, uno de los países con mayor consumo de psicofármacos del mundo”.
- El País, 27 de febrero de 2022: “Mayores enganchados a los tranquilizantes: España es el país con más consumo de benzodiacepinas del mundo”.
- El Mundo, 10 de octubre de 2022: “El 45% de los funcionarios consume casi a diario ansiolíticos, antidepresivos o somníferos”.
Estos son solo algunos de los titulares que aparecen al buscar en Google “España benzodiacepinas” y es que en los últimos años el consumo de benzodiacepinas no ha dejado de crecer en nuestro país como el síntoma de una atención primaria sanitaria cada vez más deteriorada y con recursos insuficientes para hacer frente al desbordante numero de casos leves de ansiedad, trastornos emocionales o insomnio.
Según datos de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) dependiente del Ministerio de sanidad, el consumo de diazepam, más conocido por su nombre comercial Valium, ha aumentado un 110% situando a nuestro país a la cabeza de consumidores de esta benzodiacepina.
Sorprendentemente este tranquilizante es el tercero más empleado en nuestro país justo por detrás del alprazolam (Trankimazin) y del Lorazepam (Orfidal).
Los datos del Observatorio del Uso de Medicamentos de la AEMPS el consumo de ansiolíticos ha aumentado en la última década de 54,9 dosis diarias a 59,2 dosis por cada mil habitantes.
Estas dosis diarias se traducen en los casi 86 millones de envases de psicopáticos, la mayor parte de ellos benzodiacepinas que se dispensaron el pasado año en nuestro país.
Cuando se les pregunta a los profesionales de Atención Primaria indican que «la presión de tiempo en consulta, la falta de recursos alternativos y la ausencia de formación para otro tipo de intervenciones conduce a la prescripción de psicofármacos». Más aún, estos profesionales reconocen que durante la pandemia hubo un «periodo de manga ancha» a la hora de recetar ansiolíticos y sedantes, «ante la situación de desbordamiento y la ausencia de otras herramientas al alcance».
Según explican, los problemas leves y prevalentes en la población, como la ansiedad, una depresión menor o un trastorno mixto, son los que suelen asumir inicialmente las consultas de Atención Primaria, y si el caso no evoluciona o empeora, se deriva al centro o unidad de salud mental.
Esta forma de proceder simplemente enmascara el problema de fondo y reduce los síntomas desagradables en trastornos como la ansiedad o la depresión, donde es la forma en que se interpreta, gestiona y se relaciona la persona con la problemática la fórmula más adecuada para hacer frente a este tipo de problemáticas concretas.
estos fármacos pausan durante unas horas el proceso de alerta de activación fisiológica que se produce con la ansiedad, pero no solucionan las causas que han provocado ese trastorno, que, por tanto, continuará. Esto además seguido por un habito de toma del fármaco ante el menor indicio de problemas, como forma de evitar los efectos desagradables, dirigiendo peligrosamente hacia la dependencia de sustancias.
Según explica Antonio Cano, Catedrático de psicología la Universidad Complutense de Madrid, la atención psicológica reduciría en torno a 23 mil millones de euros anuales el gasto sanitario entre costes de tratamientos, pago de pensiones por incapacidades y por accidentes de tráfico y caídas provocadas por su consumo. Cano asegura que un 27,5% de los conductores fallecidos en un accidente y el 42,8% de los peatones muertos por un atropello habían tomado benzodiacepinas, según datos de un balance anual de la Dirección General de Tráfico.
En la última década la percepción de riesgo sobre estos fármacos ha disminuido considerablemente lo cual ha influido en cierto modo en el aumento de diagnósticos de abuso y dependencia de estas sustancias.
Recordemos que no siempre el tratamiento más barato y rápido es el más eficiente y eficaz.
Según la última encuesta sobre salud mental realizada en nuestro país en el 70,2% de las personas que acuden a la consulta de un profesional de la salud mental dice encontrarse mucho mejor o mejor que antes de comenzar la terapia.
Y es que, hasta que como sociedad tomemos conciencia de lo importante que es esto y al igual que nos planteamos hacernos un seguro privado para no tener que esperar en la pública, vamos al fisioterapeuta o al podólogo a lo mejor debemos plantearnos invertir en nuestra salud psicológica.