A la hora de procesar la información podríamos hablar de que tenemos dos cerebros distintos, uno que es emocional, programado por la supervivencia y que nos permite tomar decisiones de forma rápida y luego tendríamos otro cerebro más racional, que necesita tiempo y datos para dar una respuesta precisa y que falla mucho menos que el emocional. El tipo de cerebro que prime en nosotros determinará la forma en que procesamos la información del mundo que nos rodea y por lo tanto la cantidad de errores que vamos a cometer en su procesamiento.

Un tipo de error muy común son los sesgos cognitivos, que son fallos a la hora de procesar la información que nos llevan a juicios inexactos,  ilógicos  o incluso irracionales.

Existen diversos tipos de sesgos cognitivos, por lo que hoy vamos a centrarnos en los de tipo social, llamados sesgos de atribución, que son los errores que cometemos a la hora de atribuir  intenciones a los demás o la causa de nuestros éxitos y fracasos entre otros.

 

-Sesgo de correspondencia o atribución: consiste en atribuir las cosas negativas que hacen los demás y que nos afectan a su disposición a hacernos el mal. Un ejemplo para entender esto mejor sería cuando vamos por una carretera de un sentido y llegamos tarde a algún sitio y nos toca un coche delante que va más despacio de lo normal, en ese caso tendemos a pensar que esa persona va tan despacio para fastidiarnos y que lleguemos tarde y no porque le haya pasado algo malo.

-Anclaje: cuando sabemos poco sobre un tema solemos fiarnos de la información que hemos recibido recientemente al respecto. Por ejemplo todos recordamos  esa televisión tan cara en la sección de tecnología que tiene cien mil funciones pero vale 3000€ y a su lado una un poco inferior pero con casi iguales prestaciones que cuesta 1200€ y nos parece un súper chollo. Sin darnos cuenta el precio de la primera televisión nos establece el criterio de precio y de prestaciones al tener muy poco conocimiento al respecto.

-Efecto arrastre: Cuantas más personas realicen una acción más atractiva nos resultará y más probable será que la acabemos realizando por nuestro deseo de pertenencia.

-Efecto halo: La presencia de una cualidad positiva en otra persona (por ejemplo la belleza de un o una modelo) nos predispondrá a pensar que tiene muchas más cualidades positivas (simpático, buena persona, amable) y lo mismo se aplica en el caso de las cualidades negativas.

-Ilusión de entendimiento asimétrico: tendemos a pensar que conocemos mejor a los demás mejor de lo que ellos se conocen a sí mismos y al mismo tiempo también pensamos que nos conocemos mejor a nosotros mismos de lo que lo demás se conocen a sí mismos.

-Sesgo de confirmación: es la tendencia a buscar y aceptar sin apenas cuestionar la información que confirma nuestras preconcepciones.

 

Estos son solo algunos de las decenas de ellos que se conocen y que en nuestro día a día solemos llamar prejuicios y que, de forma inconsciente distorsionan la información que recibimos del entorno.